Fundacion RenaSer

jueves, 5 de mayo de 2016

El incesto madre-hijo ("gran incesto") es casi desconocido por lo que conlleva de tabú, pero trae consigo unas consecuencias gravísimas para el menor, en la mayoría de los casos irreversibles. Puede significar una falta de desarrollo emocional y sexual. Las víctimas de incesto por parte de la madre, o de otras mujeres, suelen sentirse más aisladas al estar poco tratado este tema. Hay madres perversas que obtienen satisfacción estimulando al hijo con acciones repetitivas y realizadas de manera deliberada. Se caracterizan porque no permiten que el hijo se sienta de manera individualizada. Las personas incestuosas agreden a sus hijos y lo hacen cual depredador a su presa, la acorrala, absorbe e impide que escape. Los menores suelen manifestar conductas violentas, pero el hecho es mantenido en secreto por la connivencia de la madre. A menudo, estas madres han sido víctimas de esta misma situación. Son comunes rasgos de dependencia infantil, una relación matrimonial vacía y actitudes posesivas y sobreprotectoras hacia sus víctimas.

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