Fundacion RenaSer

lunes, 7 de marzo de 2016

Las consecuencias psicológicas que suelen acompañar a la vivencia del abuso sexual infantil son frecuentes y diversas, tanto aquellas que se producen en la infancia como las que, en muchas ocasiones, perduran hasta la edad adulta.
El abuso sexual infantil puede considerarse una situación extrema que, tal como exponen Lazarus y Folkman, suele resultar en un elevado nivel de estrés y malestar en la gran mayoría de individuos.
Los estudios constatan consecuencias que afectan a todas las áreas de la vida de la víctima, y que impiden hablar de un síndrome del abuso sexual infantil. Los trabajos publicados al respecto demuestran la no existencia de un patrón de síntomas único, así como la existencia de una extensa variedad de síntomas en estas víctimas, e incluso la ausencia total de síntomas que presentan algunas de ellas, impidiendo establecer un síndrome que defina y englobe los problemas emocionales, cognitivos y sociales que se relacionan con la experiencia de abuso sexual.
Como afirma López en su estudio, únicamente un 20 o 30% de las víctimas de abuso sexual infantil permanecerían estables emocionalmente tras esta experiencia. Son diversos los autores que constatan la existencia de víctimas asintomáticas, sin embargo, estas víctimas podrían llegar a presentar problemas posteriormente, configurando los llamados efectos latentes del abuso sexual infantil

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