Fundacion RenaSer

jueves, 31 de marzo de 2016

Para la Organización Mundial de la Salud, el maltrato infantil puede ser cualquier forma de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato negligente que derive en un daño real o potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño, en situaciones en las que se da una relación de responsabilidad, confianza o poder
Estas experiencias traumáticas infantiles contra niñ@s y adolescentes:

1) Separación traumática por más de un mes de los padres o cuidadores.
2) Haber sido victima de castigo físico importante.
3) Haber sido testigo de violencia física entre los padres o cuidadores.
4) Haber sido víctima de abusos sexuales o haber sufrido un contacto sexual forzado con algún pariente o con otro miembro externo a la familia.
5) Haber sido víctima de tratos negligentes tanto físicos como emocionales por parte de los padres o cuidadores en su defecto.
Este conjunto de variables que se relacionan con los eventos traumáticos infantiles, quedan recogidas en las diferentes tipologías que describen el maltrato infantil.
Las tipologías sobre los malos tratos infantiles, separan éstos en dos categorías principales, siendo éstas: Maltrato físico y maltrato emocional. Las conductas en relación con el maltrato, pueden darse por determinadas acciones, y darían lugar a lo que se conoce como maltrato activo, o por omisiones que darían lugar a lo que se conoce como maltrato pasivo.

Los estudios epidemiológicos realizados muestran que el abuso sexual infantil es un problema más extendido de lo que previamente podría estimarse y que suele ir acompañado de un importante malestar psicológico en la gran mayoría de víctimas.
Las consecuencias psicológicas que se han relacionado con la experiencia de abuso sexual infantil pueden perdurar a lo largo del ciclo evolutivo y configurar, en la edad adulta, los llamados efectos a largo plazo del abuso sexual (Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000). También es posible que la víctima no desarrolle problemas aparentes durante la infancia y que éstos aparezcan como problemas nuevos en la adultez (Beitchman, Zucker, Hood, DaCosta, Akman y Cassavia, 1992). 

miércoles, 30 de marzo de 2016

El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de 18 años, cuándo esta es significativamente mayor que la víctima (cinco o más años) o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre el niño (Cantón 1999). El tipo de acto no es crítico para la definición, ya que cualquier forma de contacto sexual entre un niño y un adulto resulta inadecuada. Se parte del supuesto de que un niño dependiente, inmaduro evolutivamente, no debe implicarse en actividades sexuales que no comprende plenamente o para las que no está capacitado para dar su consentimiento.
Se establecen dos criterios básicos para tipificar el abuso (Cantón y Cortes, 2000)
1. Coerción . El agresor utiliza la situación de poder que tiene para interactuar sexualmente con el menor.
2. Asimetría de edad. El agresor es significativamente mayor que la víctima (no necesariamente mayor de edad).
La asimetría de edad determina muchas otras asimetrías: asimetría anatómica, asimetría en el desarrollo y especificación del deseo sexual (se especifica y consolida en la adolescencia), asimetría de afectos sexuales, asimetría en las habilidades sociales, asimetría en la experiencia sexual. Ante una diferencia de edad significativa no se garantiza la verdadera libertad de decisión (consentimiento informado) y representa en sí misma una coerción (López, 1997) .
Los golpes, los gritos, las amenazas, los adjetivos negativos, etc. NO SON EDUCACIÓN!
Finkelhor, Ormrod y Turner (2007) indican que los niños o adolescentes que a lo largo de sus vidas han sido expuestos a más de una forma de victimización (e.g. maltrato físico, abuso sexual, abandono, acoso escolar), tenderían a presentar consecuencias emocionales más graves, dado que el efecto de las distintas experiencias de vulneración sería acumulativo. Desde esta perspectiva, se considera que aquellos adolescentes expuestos a las formas más graves de abuso sexual, serían los que presentan sintomatología más intensa, en comparación con aquellos que experimentan abusos menos frecuentes o cometidos por personas que no son importantes en sus vidas (Berliner & Elliot, 2002; Mennen & Meadow, 1995). Echeburúa y De Corral (2006) lo explican señalando que a mayor intensidad y cronicidad del abuso (tiempo que dura en meses o años), el adolescente desarrollaría un sentimiento de indefensión y de vulnerabilidad, lo que haría más probable la aparición de sintomatología.
¡POR FAVOR, AYUDEMOS A PARAR CUALQUIER TIPO DE ABUSO Y/O VIOLENCIA CONTRA L@S NIÑ@S Y ADOLESCENTES!
Se define el abuso sexual infantil como la actividad encaminada a proporcionar placer sexual, estimulación o gratificación sexual a un adulto, que utiliza para ello a un niño/a, aprovechando su situación de superioridad. Aunque, el abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de 18 años (hermanos, primos, vecinos, etc..).

martes, 29 de marzo de 2016

PARA PREVENIR EL ABUSO SEXUAL INFANTIL, ES IMPORTANTE...
Enseñar a l@s niñ@s que existen partes que todos pueden ver (brazos, ojos, etc.) y ZONAS PRIVADAS que nadie debe ver ni tocar (pene, vagina, etc..)
"Las partes privadas de mi cuerpo me pertenecen y son muy valiosas para mi, por eso las cuido y las respeto".
Las consecuencias emocionales del abuso sexual infantil son mayores cuando este no es develado y, por tanto, se hace crónico. 
(Finkelhor, 1993; Martínez, 2000). 
¡YA BASTA DE CALLAR Y DE HACERNOS DE LA VISTA GORDA!



Las formas más comunes de abusos sexuales a menores son: el incesto, la violación, la vejación y la explotación sexual (Gallardo 1997). Algunos de estos comportamientos por parte de los agresores pueden consistir en exhibir sus órganos sexuales, tocar, besar, o manosear a losmenores, conversar con ellos de forma obscena, exhibir películas pornográficas o fotos, hacer fotos de los menores desnudos, inducirlos a realizar actividades sexuales o eróticas, etc., todo ello con el objetivo de obtener una gratificación sexual.

lunes, 28 de marzo de 2016

No es mi culpa!
Enseñar a l@s niñ@s que SIEMPRE es responsabilidad del agresor. Y sobre todo CREERLES!!
Cuando un adulto quiere tocar mis partes privadas o que yo toque las suyas y quiere que guarde el secreto, YO HABLO! y él siempre es el que tiene la culpa!!
El abuso sexual como manifestación de maltrato hacia los niños no es un fenómeno nuevo. Se trata de un problema con un gran pasado pero con una corta historia, puesto que a pesar de haber estado siempre presente, sólo en forma muy reciente se ha despertado a nivel de la opinión pública una conciencia y preocupación respecto de su magnitud e impacto. En efecto, de acuerdo a López Sánchez (1999), “...el silencio sobre los abusos ha empezado a romperse muy recientemente, en los años setenta y ochenta, en el mundo anglosajón y en el norte de Europa y, entrada ya la década de los noventa, en los países mediterráneos y en Latinoamérica.
El abuso sexual infantil se refiere a un trauma crónico, pues una de las características de éste, es que es una dinámica que permanece en el tiempo, es decir, que no sólo se da una vez. Hay menores que puedes estar siendo victimizados hasta por años. Uno de los datos que aparece frecuentemente en la literatura, y, además, de manera bastante constante, es la alta frecuencia de la relación entre trastorno DISOCIATIVO y el trauma infantil crónico.
El trastorno disociativo es una patología que se ha asociado a la presencia de acontecimientos traumáticos en la infancia y, especialmente, a los abusos sexuales.

Pero, ¿qué y cuáles son los trastornos disociativos?
Los trastornos disociativos se definen como todas aquellas condiciones patológicas que conllevan disrupciones o fallos en la memoria, conciencia, identidad y/o percepción.

Los trastornos disociativos son los siguientes:
Trastorno de despersonalización: Supone la presencia de periodos persistentes de distanciamiento de uno mismo, o de sentirse como un observador ajeno, manteniéndose intacto el sentido de la realidad.
Amnesia disociativa: También conocida como amnesia psicógena o amnesia funcional. Amnesia retrógrada de tipo autobiográfica relacionada con la experimentación de un fuerte trauma emocional.
Fuga disociativa: Consiste en la realización de viajes inesperados lejos del hogar durante los cuales al paciente no le resulta posible recordar los sucesos de su vida pasada. En ocasiones puede conllevar el abandono de la identidad previa y la asunción de una nueva identidad.
Trastorno de identidad disociativo: También conocido como trastorno de personalidad múltiple. En este trastorno se observa que el paciente alterna dos o más personalidades distintas, existiendo una amnesia para una cantidad importante de información relativa a las otras identidades.

La sensibilización y visualización del abuso sexual infantil, es la clave de la prevención!
Las consecuencias psicológicas que suelen acompañar la vivencia del abuso sexual infantil intrafamiliar son frecuentes y diversas, tanto aquellas que se producen en la infancia como las que, en muchas ocasiones, per- duran hasta la edad adulta, los estudios constatan que las consecuencias afectan todas las áreas de la vida de la víctima, y que por lo tanto impiden hablar de un síndrome de abuso sexual infantil (Browne & Finkelhor, 1986).
Dibujo de Ivanevsky El Grande
Se incrementan denuncias de abuso sexual en contra de menores en escuelas; Estado Mexicano sin cumplir recomendaciones

miércoles, 23 de marzo de 2016

El abuso sexual intrafamiliar es la forma más frecuente de victimización en la infancia.
Dibujo del artista Ivanevsky El Grande
El abuso sexual infantil (ASI) intrafamiliar con frecuencia significa una transgresión de los límites transgeneracionales, lo que ocurre cuando el abuso es realizado por una figura parental. En esta situación, en la víctima se produce una perturbación en la formación valórica, derivada de la transformación de los valores éticos en un transgresor de estos valores. Las consecuencias del ASI suelen resultar impredecibles para el futuro de la familia y de cada uno de sus miembros.
Los Secretos con los que siento emociones desagradables, los digo a la persona que le tengo confianza.
Esos Secretos, SÍ se dicen!!!

martes, 22 de marzo de 2016

Diversos estudios señalan que mujeres con antecedentes de abuso sexual sufren más experiencias traumáticas sexuales en su vida adulta, como asimismo, hay más abuso sexual en hijos de mujeres con historias de trauma sexual infantil.
El abuso sexual infantil produce diversas consecuencias psicológicas, biológicas y emocionales en el largo plazo. Es un antecedente que se calcula entre un 34% y 53% de los pacientes que consultan por problemas de salud mental, asociado a los trastornos afectivos, ansiosos,alimentarios, consumo de sustancias y desórdenes de personalidad.

PARA PREVENIR EL ABUSO SEXUAL INFANTIL, enseñar a l@s niñ@s que hay cariños buenos y cariños malos:
Enseñarles a identificar el tipo de cariños.
Hay “cariños buenos” que me producen sensaciones agradables y me siento muy querido.
Hay “cariños malos” que me producen sensaciones desagradables, no me gustan! y a veces siento dolor y repugnancia.
Dibujo de Ivanevsky El Grande
La complicidad del silencio en el abuso sexual infantil. 
No hay nada más devastador para la víctima de abuso sexual infantil, que cuando finalmente decide hablar y contar lo ocurrido, (lo cual es muy difícil), a la madre o la persona a la que le tiene confianza, esperando que ésta actúe para protegerlo y le brinde seguridad, contención y/o protección, guarde silencio, no lo proteja, le pida que calle, minimice el daño y/o sea cómplice del abusador. Esto no sólo corresponde a una doble victimización, sino además, intensifica el sentimiento de indefensión, desconfianza y vulnerabilidad, y se incrementa la posibilidad de desarrollo de secuelas a corto y largo plazo, derivadas del abuso.

Dibujo de Ivanevsky El Grande

viernes, 18 de marzo de 2016

El abuso sexual infantil es una forma de violencia sexual que atenta contra la integridad y dignidad humana de las víctimas, dañándoles diferentes esferas de su bienestar psicológico y desarrollo humano. Es un gran problema para la sociedad mundial, y aunque puede tener mayor índice de incidencia en algunas culturas, no distingue entre raza, posición económica, nivel educativo, edad, etc.
PARA PREVENIR EL ABUSO SEXUAL INFANTIL..
Profesores y familiares deben potenciar en l@s niñ@s la autoestima, la asertividad y la capacidad de buscar soluciones y pedir ayuda. Los adultos deben ayudarles en ello y a entender que hay límites que nadie debe nunca traspasar.
Dibujo de Ivanevsky El Grande
Ataques sexuales en escuelas se duplicaron en los últimos 4 años, según informe oficial.
Del año 2000 a la fecha, nuestro país acumula al menos 2 mil 28 casos de ataques sexuales contra menores de edad en escuelas; una tercera parte nunca fue investigado, pese a ser denunciados; en el resto de los casos la sanción contra los agresores consistió en simples llamadas de atención, suspensiones temporales o la reubicación del atacante en otro plantel.



jueves, 17 de marzo de 2016

¿Dónde o quién nos enseña a ser padres?
Aprendemos en nuestros hogares de origen, por nuestras figuras importantes (papá, mamá, abuelos, etc..), sin embargo, los patrones que ellos nos enseñaron, pueden haber sido violentos o abusivos. Muy probablemente, ellos lo aprendieron así y lo consideran una "buena educación", lo justifican y lo reproducen en las nuevas generaciones. Esto sucede porque no conocen otra manera de "educar" o no decidieron aprender una forma basada en el amor, los límites y el respeto. Pero se ha observado que estos patrones de reproducción transgeneracional de la violencia y el abuso, sólo traen dolor y en muchas ocasiones, relaciones disfuncionales, baja autoestima, trastornos de ansiedad y de depresión. Lo mismo ocurre en muchos casos con el abuso sexual infantil, puede llegar a ser un problema que se produce transgeneracionalmente dentro de la misma familia.
De esta manera, podemos entender el por qué la violencia y los abusos (incluyendo el sexual), no los hemos podido erradicar, de hecho algunos van en asenso, porque se aprenden y se dan en el ámbito más íntimo, la familia y difícilmente como sociedad hablamos de lo que ahí pasa o entramos a defender a sus miembros.

No descalificarlos ni insultarlos como guarros o cochinos, cuando se toquen alguna de sus partes o pregunten por alguna zona íntima.
De lo contrario, considerarán que es un tema tabú y si les ocurre un abuso, no lo contarán, porque se sentirán sucios, cochinos o culpables.
En la Edad Media, se creía que los niños ignoraban toda noción de placer y dolor, creencia que aún perdura. Según Lloyd deMause la idea de que los niños son, desde su inocencia, inmunes a la corrupción, es un argumento defensivo utilizado con frecuencia por quienes abusan de ellos para no reconocer que con sus actos les hacen daño.
Mientras que en el Renacimiento comenzó a reprobarse la manipulación
infantil con fines sexuales, en el siglo XVIII empezó a castigarse a los niños que se masturbaban. Los más severos castigos consistían en la circuncisión, la infibulación (cierre del orificio vaginal) y la clitoridectomía. 
Tanto por considerarla asexuada como por estar pecaminosamente presa de su sexo, la criatura es castigada arbitrariamente por el adulto. Con una justificación perversa, el adulto se apropia del cuerpo del niño y lo invade violentamente, sin reconocerle ni privacidad ni identidad propia y diferente. Muchas de éstas ideas aún siguen presentes en la mentalidad de los abusadores y de los que, al minimizar la gravedad de esa terrible invasión al cuerpo y al alma del niño, se transforman en cómplices. Pero, mientras que los castigos corporales todavía son justificados por muchos padres y educadores como necesarios para la educación infantil -es muy común la frase "una nalgada a tiempo...!", siempre que el abusador sexual violenta al niño en secreto, a escondidas y a sabiendas de que se trata de un acto delictivo.

Mi cuerpo es mío.
Proteger con mensajes que pretenden transmitir la pertenencia del propio cuerpo y los derechos que cada cual tiene sobre él.
Enseñar a establecer límites personales y el derecho a regular la aproximación o cercanía de los otros